El colador

28.04.2015 13:26

Por: Bienvenido Corcho Tavío

 

 Uno de los primeros artículos, a la vista en todas las cocinas era el colador de café, confeccionado con un cono de tela sostenido por un aro de metal o un alambre, ha sido y todavía lo es en muchos hogares imprescindible en el proceso final de tan gustada bebida. Recuerdo que los carpinteros hacían la base de diferentes formas buscando cierta estética en él. Los diseños variaban y había bases torneadas, otras montadas en trípode y otras que solo tenían la base de madera donde se colocaba el jarro, los había muy sencillos con poca madera y a veces confeccionado por sus propios dueños, dada la facilidad de su construcción. Si no se disponía de un soporte de madera, solamente con un aro metálico alrededor del cono, sostenido con un cabo de madera, podía resolver la 

situación.

A veces era una muestra de la pulcritud y el buen gusto de los inquilinos, y a las mujeres les gustaba mostrarlos a las visitas en una

 aromática colada, y los visitantes se quedaban extasiados con el sonido del chorro caliente que bajaba de la teta donde la borra se desprendía del néctar. La tela preferida era la tela antiséptica que se utilizaban en los pañales de los bebés por su resistencia y porosidad.

Hoy día prácticamente ha quedado sustituida por las cafeteras de ebullición que utilizan el agua caliente al subir a través de un recipiente con pequeñas perforaciones donde está el polvo del café, y como es un artículo muy práctico que ahorra pasos en el proceso, pues ha ido imponiéndose en todos los hogares cubanos. También las modernas cafeteras eléctricas van imponiéndose a medida que va mejorando el estándar de vida en los hogares, aunque nunca olvidemos, los más viejos, el acto maravilloso y nos parece escuchar el chorro que baja de un colador de tela mientras el potente olor inunda el aire en toda la casa.

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