La voz de Pico Alto; una revista efímera

24.03.2015 16:14

 

Por: Bienvenido Corcho

 

La vida cultural de un pueblo tan pequeño como el Mataguá de la década del 40 del pasado siglo, solo pudo ser plenamente satisfecha por la labor de personas con determinada sensibilidad, quienes devenían en improvisados, pero formidables promotores culturales.

De esta forma, la cultura adquiría una relación espontánea entre hacedores y consumidores. Siguiendo patrones muy similares a otros asentamientos de Cuba, en estos parajes semirurales confluían los acervos del campo y el citadino, este último como producto generalmente exótico, traído de la capital o de ciudades de mayor importancia cultural.

La voz de Pico AltoFotocopia de la primera página de La voz de Pico Alto, impresión realizada con la tecnología del mimeógrafo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Las Sociedades de Instrucción y Recreo, agrupadas según afinidades, posición económica y hasta por el color de la piel, con todas sus limitaciones dado su carácter excluyente, eran impulsoras de iniciativas que contribuyeron a mantener y a difundir valores de la cultura cubana. No solo las verbenas, los bailes, la recepción de orquestas que comenzaban a hacer historia o que ya la tenían, carenaban en los salones de los liceos, allí se refugiaba además el “talento local”.

Así, algunos de aquellos hombres, obsesionados por la cultura, incursionaban en intentos que luego no pudieron sostenerse por determinadas razones. Es el caso de Aldo González Cabrera, quien en el lejano 1947 puso en circulación, con los recursos de la época, una modestísima publicación semanal bajo el título de, La voz de Pico Alto, de la cual hemos recuperado un ejemplar, realizado con la «novedosa» tecnología del mimeógrafo.  El título es alegórico a la elevación más próxima al pueblo.  Su lema, «No estamos con ninguno, pero los queremos a todos», una clara referencia a las rivalidades políticas de la época, aunque parezca ambiguo, era una exhortación a la unidad en aras de compartir el patrimonio espiritual, predominando en ello el carácter aglutinador que debe contener todo hecho genuinamente cultural.

Al parecer fue un éxito rotundo la idea del semanario y así consta en la editorial del segundo número cuando dice:

 

“Hace exactamente una semana vio la luz pública nuestro primer número de “LA VOZ DE PICO ALTO”, sugestivo título del primer órgano de publicidad que se edita en Mataguá.

Al comprobar nuestro director el entusiasmo desbordante con que fue recibido, decidió seguir publicándolo, pese a los múltiples obstáculos que se interponían en nuestro camino.

Los cien primeros ejemplares del segundo número circulan ya gracias a su esfuerzo, la colaboración de los señores comerciantes y la acogida que desde el primer momento el público le brindó”. [1]

 

El perfil de la revista contenía secciones a la usanza de otras de la época. En la primera página aparece un editorial donde se pide colaboraciones y se estimula a la suscripción para mantener económicamente el proyecto. También en esta primera página aparece una sección titulada “LA VISITA DE LA SEMANA” donde se anuncia la visita de Antonio Graciano, secretario del Liceo quien informa la llegada de 25 discos donde sobresalen autores como Agustín Lara, Pedro Vargas y Libertad Lamarque, toda una sensación en aquel entonces.

 

we

Identificación de La voz de Pico Alto y su eslogan: «no estamos con ninguno, pero los queremos a todos», una clara referencia a las rivalidades políticas de la época.

 

En la segunda página aparece la sección “SOCIALES”, en esta ocasión se anuncia por ejemplo: el cumpleaños del hijo del doctor Wilfredo Fleites, médico de reconocido prestigio en el poblado, algunas formalizaciones de matrimonio, y una nota donde se da cuenta de la graduación de Matilde González en la Escuela Normal para Maestros de Santa Clara, educadora que luego formó varias generaciones de matagüenses, entre ellos el autor de este reportaje.

Aparece también en esta página la sección “CARTELERA”, donde el teatro Mataguá divulgaba las exhibiciones de las películas de toda la semana.

 La tercera página se dedica a la picaresca y el humor con características muy locales, donde se satiraza con personajes del poblado, secciones donde prevalece el choteo y la jarana, tal vez un poco hiriente para algunos.

Encontramos en esa página una evidencia de que hubo, aunque tal vez de manera –también efímera-, transmisiones de radio en nuestro poblado, pues en una de las notas reza: Osvaldo M. trasmite con poca frecuencia. Aunque muchos afirman que sí existieron tales transmisiones, no existe una pista para comprobar dicha evidencia, pues nadie en el poblado –hasta el momento- ha podido dar razones del tal Osvaldo, por lo que el tema queda pendiente a futuras investigacione

La voz de Pico Alto

“Osvaldo M trasmite con muy poca frecuencia”, dice el cintillo, evidencia de que hubo, tal vez de manera temporal, transmisiones de radio en nuestro poblado

 

La cuarta, es la “PÁGINA LITERARIA”, dedicada a difundir piezas de poesía y prosa, según los estilos y el gusto literario de la época, así encontramos el Poema de la despedida, de José Ángel Buesa, y Horas de Pasión, de Juan de Dios Pesa. Por último aparece un texto titulado El rascabucheo, de Eladio Secades, ganador de un premio denominado «Justo de Lara», en 1942.

No sabemos exactamente la cantidad de números que salieron a la luz, pero según Francisco Santana (El niño Santana), -quien nos brindó este ejemplar de La Voz de Pico Alto-, y  otros entrevistados, el semanario tuvo una corta vida, tal vez porque no se solventaba económicamente, o por que exigía mucho esfuerzo a sus creadores. Sin embargo debemos agradecer al coterráneo Aldo González Cabrera aquella idea tan original de dotar a nuestro pueblo de un órgano de difusión cultural, donde se viera reflejado el acontecer sociocultural de la época, y si algún día se escribiera la historia de este pueblito del centro de Cuba, hay que incluir a este hombre que fue en su tiempo, por esta y otras acciones, un verdadero promotor de la cultura. 

 

NOTAS



[1] Se observa una incongruencia entre el número uno, indicado en la esquina derecha de la pretenciosa «revista»y esta nota de sus creadores, refiriéndose a un número anterior. (Nota del autor)

 

Tema: La voz de Pico Alto; una revista efímera

No se encontraron comentarios.

Nuevo comentario