Mira la batea…

16.03.2015 15:44

 

Por Bienvenido Corcho Tavío

 

El ritmo de la era moderna y sus globalizadas tecnologías ha sido, en los últimos cincuenta años, exorbitante.

Para alguien nacido en esta isla en la década del 60 del pasado siglo, por demás en una zona rural, ve como han quedado atrás muchos instrumentos y objetos de amplio uso en labores domésticas. El desarrollo industrial de la nueva época los ha sustituido, en algunos casos, de forma absoluta, por modernos artefactos que optimizan y/o humanizan el trabajo en el hogar. Y el fenómeno es aplicable tanto a las áreas urbanas como las rurales, pues el aumento en los niveles de vida en estas últimas, hacen que las diferencias tiendan a minimizarse. La batea es uno de esos objetos cada vez menos frecuente en nuestras casas.

batea de maderaUna batea, en la acepción más conveniente del Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española es una artesa para lavar. Pudiéramos  describirla como un recipiente de cuatro lados paralelos, en forma cuadrada o rectangular y con paredes ligeramente oblicuas que se utiliza para lavar la ropa y para otros usos. Para muchos lexicólogos el origen de este vocablo es de origen incierto, tal vez árabe, aunque la mayoría coincide en que es un indigenismo de América, procedente de una lengua arahuaca (o caribe) de las Antillas. El Padre Las Casas, en su obra La Española, isla Arahuaca, habla de las "gamellas o dornajos que acá llamaban y hoy llaman bateas" [1]. Al parecer, el uso por los nativos de estos recipientes en los lavaderos de oro, hizo que fuera perdiendo ―como sucedió con otros miles de vocablos― su denominación europea para finalmente imponerse la melodiosa pronunciación amerindia.

Aunque su uso fue generalizando luego en lavado de la ropa, en muchos lugares las mujeres preferían lavar en los ríos, pues así no tenían que acarrear el agua y le permitía además la socialización cuando lo hacían en colectivo. Con la urbanización y las redes de acueductos, la costumbre de lavar en los ríos fue dando paso al uso de la batea, sin embargo, puede que todavía queden algunos sitios en Cuba, donde se mantenga, por alguna razón, esta antiquísima práctica.  

La primera batea de la que tengo recuerdo fue la de mi casa en las afueras de Mataguá, donde viví hasta la adolescencia. Su construcción, de madera bien encolada y embreada para evitar filtraciones, se sostenía sobre un trípode de gruesos troncos. Su cuerpo permanecía recostado contra el tallo de un tilo frondoso, proporcionándole fortaleza y sombra a la vez en un área del patio que permitía el drenaje. Recuerdo a mi madre, restregando a puño limpio cada pieza de ropa, y cuando la fuerza de sus manos no bastaba para separar la suciedad de algún pantalón enlodado de mi padre, se auxiliaba de la paleta. Los paletazos se escuchaban tan lejos como sus canciones, lo mismo una ranchera que el bolero de turno, tal vez inspirada por el amor o por la fragancia del tilo en la frescura de la mañana. Y no se molestaba porque del árbol cayera alguna que otra florecita sobre el agua, pues en aquellos tiempos se asumía esta pesada carga con alegre resignación.

Las mujeres de entonces debían pasar horas frente a la batea ya que las familias, más numerosas que las actuales, con frecuencia tenían a más de un varón en labores agrícolas. En muchos hogares la mujer designaba días fijos para esta labor, y si vivían en la casa más de una mujer se compartían las tareas, de acuerdo a su convenio, para los demás días de la semana.

batea de cementoAunque he visto algunas de metal laminado, presumo que la segunda generación de bateas fueron las de cemento, construidas con una dosificada mezcla de mortero y la técnica del encofrado; para hacerlas, se debía conocer algo de albañilería, aunque muchos se arriesgaron (y aún lo hacen) a fundir la suya propia. Este tipo de bateas, (el más extendido en la actualidad), existe en la mayoría de los hogares cubanos, también con las mismas dimensiones y formas que sus antecesoras, aunque por el considerable peso, su cuerpo debe apoyarse sobre fuertes columnas. En los edificios multifamiliares existe un modelo más estrecho y con leves ondulaciones que facilitan frotar sobre ellas la ropa.       

 Al parecer, la batea va perdiendo poco a poco su dominio y en la mayoría de los casos, ha quedado como un auxiliar de las modernas lavadoras eléctricas. También a estas últimas las hemos visto transformarse; desde la Aurika 70, aquellas lavadoras rusas, tan pesadas como las bateas de cemento, hasta las modernísimas y computarizadas  máquinas que lavan, secan… Y quién sabe si haya alguna por ahí con sonido estéreo incorporado, donde la mujer (o el hombre ¿por qué no?) se entretenga mientras trabaja, al escuchar aquella cubanísima melodía creada por el Maestro Tony Taño que dice: mira la batea, como se menea, como se menea, el agua en la batea….

 

 

 



[1] Pedro Henríquez Ureña, Para la historia de los indigenismos, BDHA, Anejo III, Buenos Aires 1938, pág. 112 citado en: Batea: https://www.academiaperuanadelalengua.org/

 

Tema: Mira la batea…

John

Fecha: 25.09.2015 | Autor: Smithk510

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