Pancha plancha…

20.04.2015 16:55

 

Por: Bienvenido Corcho Tavío

 

En mis tiempos, en cuanto los niños aprendían a hablar, ya venían tus hermanos mayores o tus padres a ponerte a prueba con alguna adivinanza o algún trabalenguas. Uno de los trabalenguas más famosos era el complicadísimo “Pancha plancha con cuatro planchas, ¿con cuantas planchas Pancha plancha?”, aquello era una prueba difícil para mí y aún lo sigue siendo, creo que eso fue lo que me llevó a comprender que es mejor escribir.

Pero el origen de este enredo lingual viene sin dudas del hecho de que en los lugares donde no había llegado la corriente eléctrica, las mujeres tenían que planchar con varias planchas de hierro, si eran dos estaba bien pero si eran cuatro, mejor.

Las planchas de hierro se compraban en las bodegas, venían de diferentes tamaños y eran muy duraderas. Para trabajar con ellas se debía disponer de una o dos hornillas de carbón para calentarlas, el carbón del mejor pues no debía tiznar con hollín la base de la plancha. La mujer casi siempre reservaba un día de la semana para el planchado de la ropa para optimizar tanto esfuerzo.

La plancha se ponía en el brasero hasta que Pancha considerara prudente, luego al sacarla se mojaba en saliva el dedo índice o el pulgar para comprobar que estuviera bien caliente, se limpiaba la base con un paño para que no arrastrara partículas de hollín ¡y a planchar! Claro que, cuando el calor se disipara en la que se estaba usando ya la otra debía estar lista, por eso se necesitaban dos o más planchas.

Las planchas había que mantenerlas limpias pues la base iba acumulando sedimentos de mugre que se podían limpiar con cera, parafina, o rasparla


s con un cuchillo o con estropajos, cuando las mujeres terminaban la faena las dejaban relucientes para la próxima sesión de trabajo. Hoy nos parece algo tan anacrónico que nos cuesta entender el sacrificio que hacían las mujeres para dejar la ropa planchada al estilo de aquella época. En primer lugar las planchas pesaban mucho, de acuerdo a su tamaño y aleación del metal. En segundo lugar el planchado requería a veces el almidonado y rociado de la ropa, (el almidón se hacía con yuca triturada y secada al sol que luego se colaba y se ponía al fuego) y en tercero la exposición al calor.

Luego, según se fue extendiendo la electricidad, dejaron de existir estos artículos, aparecieron las modernas planchas eléctricas y Pancha ya no tuvo que necesitar cuatro planchas. En Cuba las planchas eléctricas rusas de la década del 70 todavía se siguen usando en muchos hogares por su durabilidad, además Pancha ya no tiene que almidonar y rociar, pues ya esos procedimientos pasaron al olvido, incluso hay muchas Panchas que ni planchan.      

 

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